Había una vez un campesino gordo y feo
que se había enamorado ( ¿cuándo no? )
de una princesa hermosa y rubia ...
Un día, la princesa--- vaya a saber por qué --,
le dio un beso al feo y gordo campesino ...
y mágicamente éste se trasnformó
en un esbelto y apuesto príncipe
(por lo menos así lo veía ella ...)
(por lo menos ...así se sentía él).
JORGE BUCAY
domingo, 27 de noviembre de 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
UN POZO EN LA ACERA
Me levanto una mañana. salgo de mi casa.
hay un pozo en la acera. No lo veo ... y me
caigo en él.
Día siguiente. Salgo de mi casa. Me olvido
de que hay un pozo en la acera.... y vuelvo
a caer en él.
Tercer día. Salgo de mi casa tratando de acordarme
de que hay un pozo en la acera. Sin embargo
no lo recuerdo... y caigo en él.
Cuarto día. Salgo de mi casa tratando
de acordarme del pozo en la acera.
Lo recuerdo. Y a pesar de eso, no veo el pozo ...y
caigo en él.
Quinto día. Salgo de mi casa. Recuerdo que
tengo que tener presente el pozo en la acera
y camino mirando el suelo. Y lo veo, y a pesar
de verlo ... caigo en él.
Sexto día. Salgo de mi casa. Recuerdo el
pozo en la acera.Voy buscándolo con la vista.
Lo veo. Intento saltarlo ... pero caigo en él.
Séptimo día.Salgo de mi casa. Veo el pozo.
Tomo carrera. Salto. Rozo con las puntas
de mis pies el borde del otro lado. Pero no
es sufiicente ...y caigo en él.
Octavo Día . Salgo de mi casa.Veo el pozo.
Tomo carrera. Salto . Llego al otro lado
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido
que lo festejo dando saltos de alegría
Y al hacerlo ... caigo otra vez en el pozo.
Noveno día. Salgo de mi casa. Veo el pozo.
Tomo carrera. Lo salto ... y sigo caminando.
Décimo día. Me doy cuenta, justo hoy
de que es más comodo caminar por la
acera de enfrente.
JORGE BUCAY
hay un pozo en la acera. No lo veo ... y me
caigo en él.
Día siguiente. Salgo de mi casa. Me olvido
de que hay un pozo en la acera.... y vuelvo
a caer en él.
Tercer día. Salgo de mi casa tratando de acordarme
de que hay un pozo en la acera. Sin embargo
no lo recuerdo... y caigo en él.
Cuarto día. Salgo de mi casa tratando
de acordarme del pozo en la acera.
Lo recuerdo. Y a pesar de eso, no veo el pozo ...y
caigo en él.
Quinto día. Salgo de mi casa. Recuerdo que
tengo que tener presente el pozo en la acera
y camino mirando el suelo. Y lo veo, y a pesar
de verlo ... caigo en él.
Sexto día. Salgo de mi casa. Recuerdo el
pozo en la acera.Voy buscándolo con la vista.
Lo veo. Intento saltarlo ... pero caigo en él.
Séptimo día.Salgo de mi casa. Veo el pozo.
Tomo carrera. Salto. Rozo con las puntas
de mis pies el borde del otro lado. Pero no
es sufiicente ...y caigo en él.
Octavo Día . Salgo de mi casa.Veo el pozo.
Tomo carrera. Salto . Llego al otro lado
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido
que lo festejo dando saltos de alegría
Y al hacerlo ... caigo otra vez en el pozo.
Noveno día. Salgo de mi casa. Veo el pozo.
Tomo carrera. Lo salto ... y sigo caminando.
Décimo día. Me doy cuenta, justo hoy
de que es más comodo caminar por la
acera de enfrente.
JORGE BUCAY
biografia: Adriana Macias : Escribe con los pies
Ella es Adriana Macías, ejemplo de vida.

(AltoImpulso.Com) – Adriana Macías es una mujer completa. No le falta nada, mucho menos brazos. En ella hay dulzura, energía, entusiasmo, encanto, ganas de luchar, sentido del humor, coquetería, belleza.
Hay también inteligencia, fortaleza, amor, y un deseo inmenso de enseñarnos a vivir la vida sin meter las manos, a vivir la vida metiendo el corazón.
Adriana Macías es una abogada mexicana que nació hace 30 años, en un modesto hogar. Su espera dio pie a la alegría y a la ilusión; sin embargo, aquél día de abril, el nacimiento de esta niña fue motivo de tristeza y preocupación para sus padres: Adriana nació sin brazos.
Los médicos no encontraron explicación alguna a su discapacidad, y tampoco había una cultura de ésta para saber cómo tratar a una persona especial. Sus padres, don José Manuel Macías y doña Guadalupe Hernández, de inmediato decidieron dejar a un lado la aflicción, para mejor ocupar su tiempo y esfuerzo en resolver la circunstancia de la pequeña. Se apoyaron en el rumbo que la crianza de Eloísa, su primera hija, les había trazado. Así, Elo, como cariñosamente le llama Adriana a su hermana mayor, se convertiría en su guía.
Un par de años apenas había vivido Adriana, cuando ya estrenaba unos brazos sustitutos, tras peregrinar en su búsqueda por hospitales, instituciones y fundaciones de México. Hoy, Adriana no alcanza a comprender de qué artes se valieron sus papás para explicarle a una niña tan pequeña, que tenía que cargar unos “garfios”.
“¿Como voy a usar esos garfios que trae el malo de la película?”, recuerda que susurró en aquél momento. “Yo quería ser la princesa del cuento; prefería usar una tiara, un vestido largo, unas zapatillas de cristal y bailar a lo largo y ancho de un majestuoso salón”, agrega, quien, desde los veinte años realiza todas sus actividades con los pies.
Estudió la primaria, secundaria y “prepa” en escuelas regulares. Esto le sirvió para tener una vida normal y poder involucrarse con otros niños. Afirma que tuvo una niñez maravillosa, igual que la de cualquier niño. “Fue una época de aprendizaje, de compartir, porque en esta etapa no se te examina, ni se te critica”, asume quien hasta estos días aún no usa las escaleras eléctricas.
Frente al espejo
Llegó la adolescencia y con ella una época muy difícil: “La que te lleva frente al espejo”, apunta. Ahí pudo ver sus cualidades y capacidades, y se dijo: “A mí nunca me van a salir brazos… ¡Así nadie me va a querer!”. La depresión vino de inmediato, pero afortunadamente sus padres estaban ahí para apoyarla
“Al principio me puse triste por pensar que mis sueños los cumpliría a través de otras personas. Después, comprendí que las características físicas que tengamos son independientes de eso. Lo que importa es la voluntad y la disciplina en lo que hacemos”, refiere.
Esta afirmación dejó a flor de piel su situación sentimental. Y es que hace cinco años terminó una relación de pareja con un chico de su universidad. “Yo le quería mucho, me pidió que nos casáramos, pero su familia no me aceptaba por mi discapacidad. Finalmente fue él quien quebró el compromiso al confesarme que no podía unir su vida a una persona con limitación física. Obviamente yo no podía hacer nada ante semejante confesión, es decir, no le podía pedir otra oportunidad para cambiar ¿verdad?”, dice con buen sentido del humor.
“Obviamente pasé días muy tristes, lloraba y mucho, pero un día se acabó el llanto y pude darme cuenta que debía levantarme y buscar de nuevo el amor en mi vida: Juan Medina, es ese regalo hermoso”, presume.
Lo mismo se precia de sus pies, muy bien cuidados: “Me gustan cuidarme los pies y me hago la pedicura constantemente. No uso zapatos apretados y las uñas siempre las ando arregladas”.
De su peinado y maquillaje ¡ni hablar! “Me hago de todo en el cabello, yo misma lo peino y seco, y me encanta maquillarme”, dice mientras coquetea con su cabello frente a la cámara fotográfica.
Hace dieta, come sanamente y practica Pilates una hora diaria todos los días. “Confieso que no me gusta hacer ejercicio, pero ésta es otra enseñanza… Tenemos que tener responsabilidad aún en las actividades que no nos gusta hacer para lograr otras que si disfrutamos”, reprende.
Esta discapacidad nunca fue obstáculo para que Adriana se superara y destacara en lo que emprende. “Para triunfar en la vida no existen obstáculos, la actitud positiva es la herramienta esencial para el logro de proyectos individuales y colectivos", .

(AltoImpulso.Com) – Adriana Macías es una mujer completa. No le falta nada, mucho menos brazos. En ella hay dulzura, energía, entusiasmo, encanto, ganas de luchar, sentido del humor, coquetería, belleza.
Hay también inteligencia, fortaleza, amor, y un deseo inmenso de enseñarnos a vivir la vida sin meter las manos, a vivir la vida metiendo el corazón.
Adriana Macías es una abogada mexicana que nació hace 30 años, en un modesto hogar. Su espera dio pie a la alegría y a la ilusión; sin embargo, aquél día de abril, el nacimiento de esta niña fue motivo de tristeza y preocupación para sus padres: Adriana nació sin brazos.
Los médicos no encontraron explicación alguna a su discapacidad, y tampoco había una cultura de ésta para saber cómo tratar a una persona especial. Sus padres, don José Manuel Macías y doña Guadalupe Hernández, de inmediato decidieron dejar a un lado la aflicción, para mejor ocupar su tiempo y esfuerzo en resolver la circunstancia de la pequeña. Se apoyaron en el rumbo que la crianza de Eloísa, su primera hija, les había trazado. Así, Elo, como cariñosamente le llama Adriana a su hermana mayor, se convertiría en su guía.
Un par de años apenas había vivido Adriana, cuando ya estrenaba unos brazos sustitutos, tras peregrinar en su búsqueda por hospitales, instituciones y fundaciones de México. Hoy, Adriana no alcanza a comprender de qué artes se valieron sus papás para explicarle a una niña tan pequeña, que tenía que cargar unos “garfios”.
“¿Como voy a usar esos garfios que trae el malo de la película?”, recuerda que susurró en aquél momento. “Yo quería ser la princesa del cuento; prefería usar una tiara, un vestido largo, unas zapatillas de cristal y bailar a lo largo y ancho de un majestuoso salón”, agrega, quien, desde los veinte años realiza todas sus actividades con los pies.
Estudió la primaria, secundaria y “prepa” en escuelas regulares. Esto le sirvió para tener una vida normal y poder involucrarse con otros niños. Afirma que tuvo una niñez maravillosa, igual que la de cualquier niño. “Fue una época de aprendizaje, de compartir, porque en esta etapa no se te examina, ni se te critica”, asume quien hasta estos días aún no usa las escaleras eléctricas.
Frente al espejo
Llegó la adolescencia y con ella una época muy difícil: “La que te lleva frente al espejo”, apunta. Ahí pudo ver sus cualidades y capacidades, y se dijo: “A mí nunca me van a salir brazos… ¡Así nadie me va a querer!”. La depresión vino de inmediato, pero afortunadamente sus padres estaban ahí para apoyarla
“Al principio me puse triste por pensar que mis sueños los cumpliría a través de otras personas. Después, comprendí que las características físicas que tengamos son independientes de eso. Lo que importa es la voluntad y la disciplina en lo que hacemos”, refiere.
Esta afirmación dejó a flor de piel su situación sentimental. Y es que hace cinco años terminó una relación de pareja con un chico de su universidad. “Yo le quería mucho, me pidió que nos casáramos, pero su familia no me aceptaba por mi discapacidad. Finalmente fue él quien quebró el compromiso al confesarme que no podía unir su vida a una persona con limitación física. Obviamente yo no podía hacer nada ante semejante confesión, es decir, no le podía pedir otra oportunidad para cambiar ¿verdad?”, dice con buen sentido del humor.
“Obviamente pasé días muy tristes, lloraba y mucho, pero un día se acabó el llanto y pude darme cuenta que debía levantarme y buscar de nuevo el amor en mi vida: Juan Medina, es ese regalo hermoso”, presume.
Lo mismo se precia de sus pies, muy bien cuidados: “Me gustan cuidarme los pies y me hago la pedicura constantemente. No uso zapatos apretados y las uñas siempre las ando arregladas”.
De su peinado y maquillaje ¡ni hablar! “Me hago de todo en el cabello, yo misma lo peino y seco, y me encanta maquillarme”, dice mientras coquetea con su cabello frente a la cámara fotográfica.
Hace dieta, come sanamente y practica Pilates una hora diaria todos los días. “Confieso que no me gusta hacer ejercicio, pero ésta es otra enseñanza… Tenemos que tener responsabilidad aún en las actividades que no nos gusta hacer para lograr otras que si disfrutamos”, reprende.
Esta discapacidad nunca fue obstáculo para que Adriana se superara y destacara en lo que emprende. “Para triunfar en la vida no existen obstáculos, la actitud positiva es la herramienta esencial para el logro de proyectos individuales y colectivos", .
frases : pareja
" El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar a otro para que sea quien es "
JORGE BUCAY
JORGE BUCAY
frases Padres e hijos
" Por severo que sea un Padre juzgando a un hijo
nunca es tan severo como un hijo juzgando a un Padre."
ENRIQUE JARDIEL PONCELA
nunca es tan severo como un hijo juzgando a un Padre."
ENRIQUE JARDIEL PONCELA
FRASE PADRES E HIJOS
" No evitéis nunca a vuestros hijos
las dificultades de la vida,
enseñadles más bien a superarlas"
LOUIS PASTEUR
las dificultades de la vida,
enseñadles más bien a superarlas"
LOUIS PASTEUR
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